Pero el confinamiento ha mostrado que los ciudadanos necesitan sus actividades más que nunca y no pueden parar. Así es como el sector público se ha adaptado al teletrabajo. El teletrabajo es fundamental para proteger la salud pública y el empleo de los trabajadores.
El teletrabajo a domicilio es un componente fundamental de la salud de los trabajadores, la salud pública y la protección en el trabajo. Desafortunadamente, sin embargo, también se esperan algunos efectos secundarios. Incrementar la carga de trabajo del cuidado de mujeres. Por tanto, debemos seguir tomando medidas para promover la responsabilidad compartida de los hombres.
Alrededor de un 8,3% de los ocupados en España realizan teletrabajo, ya sea de forma ocasional o más de la mitad de los días que trabajó en 2019, según los datos aportados por el INE. Esta cifra contrasta con la de 2006, cuando era el 5,2% de los trabajadores los que realizan este tipo de prácticas.
Aunque el porcentaje de ocupados que trabajan desde casa es mayor que el de ocupadas (4,9% frente a 4,7%, como trabajo habitual, y 4,0% frente a 2,9%, como trabajo ocasional), en algunas regiones el porcentaje de mujeres supera al de hombres. Concretamente, en Principado de Asturias, las que trabajan desde casa más de la mitad de los días son el 7,1% del total. Y en la ciudad autónoma de Ceuta, las que lo hacen ocasionalmente son el 8,0%.
Uno de los mayores problemas de
especial relevancia en tiempos de COVID, es la mezcla de espacios y la distinta
distribución de mujeres y hombres en los espacios. La mezcla de espacios altera
las dinámicas de trabajo y las dinámicas familiares, provocando que se solapen
y que no finalicen nunca.
Diversos estudios feministas manifiestan también una profunda preocupación en la relación estrecha entre teletrabajo y conciliación. El teletrabajo mal gestionado puede significar una perpetuación de los roles de género tradicionales. El sistema no se adapta para colectivizar las tareas de cuidado, sino que la vida de las personas (mayormente mujeres) es la que debe adaptarse a una nueva manera de trabajar que sigue manteniendo las tareas de cuidado dentro de los hogares.
Se enfatizan los siguientes puntos sobre el impacto en las mujeres y la igualdad que aporta trabajar desde casa:
- Las mujeres continúan ocupándose principalmente de las tareas domésticas y del cuidado, duplicando o triplicando sus días de trabajo, trabajo, hogar y cuidados. Esto lógicamente conduce a la salud de los trabajadores en particular.
- Además, las horas de trabajo flexibles deben aplicarse a los deberes de cuidado impuestos por la cultura patriarcal. Puede cubrir las necesidades asistenciales de menores, ancianos y dependientes. Compensación por jornada laboral ampliada. Esto supone desregulación del tiempo, largas jornadas, no poder descansar el tiempo necesario, no desconexiones, etc.
- Es necesario tener en cuenta el tema de la conciliación objetiva y tomar medidas que incidan en la distribución de la corresponsabilidad del trabajo y cuidado familiar para fortalecer la feminización del cuidado patriarcal.
- La demanda de servicios e infraestructura como guarderías, ludotecas, centros para ancianos y centros de esparcimiento para ancianos no disminuirá ni aumentará. Existe el riesgo de tener que tratar por separado los problemas sociales por el bien de la familia y los propios trabajadores, y las injusticias sociales que los acompañan (que a menudo resultan de la falta de recursos debido a la diversidad de los propios trabajadores).
- Las mujeres que trabajan desde casa corren el riesgo de perpetuar o ampliar la brecha laboral (discriminación, brecha salarial) entre hombres y mujeres, mejorando así la formación y la carrera, los riesgos externos de prevención de riesgos y planes de salud ocupacional, la igualdad y la unión.
- Que suponga una desvalorización salarial implícita, al ahorrar costes a las empresas, trasladando el coste a la propia trabajadora (que debe hacerse cargo de factura de luz, calefacción, wifi, teléfono, etc., además del gasto o depreciación de sus equipos informáticos), y que, suponga, a medio plazo, una externalización del puesto de trabajo a la figura de “falso autónomo”, con la pérdida de derechos laborales que conlleva.
- Y, lo que es más preocupante, que sea un arreglo individualizado trabajadora/empresa, al margen de la negociación colectiva, lo que deja en una posición de inferioridad a la trabajadora, que ha de aceptar lo que la empresa le imponga unilateralmente.
Entre las ventajas que genera el teletrabajo en la gestión pública destacamos la flexibilización organizativa, la autonomía en la gestión, reducción de tiempos de desplazamiento, que generan fuertes ineficiencias en la asignación del tiempo, la creación del vínculo de confianza y la posibilidad de establecer nuevos marcos de relación y trabajo, más allá del mero control horario y de presencialidad, han puesto de manifiesto, en las evaluaciones realizadas sobre las experiencias de teletrabajo, un efecto positivo en el clima laboral, tanto organizacional como laboral, que repercute en beneficio de la eficacia y la productividad y en el compromiso con los objetivos de la entidad. Esta flexibilización horaria y organizativa, constituye una vía para la mejora de las condiciones de trabajo, para lo que se conoce como “salario emocional”, permitiendo, a su vez, la retención del talento en el sector público.
Por último, uno de los puntos
débiles de la implantación del teletrabajo en la Administración Pública es la
conexión permanente, la falta de límites horarios y de la difuminación de la
frontera entre el espacio personal y el laboral. La interacción social, el
intercambio de conocimientos y las relaciones que se generan en un entorno de
trabajo social también son una fuente de aprendizaje y causa, salvo casos de
climas laborales tóxicos, un impacto beneficioso en la organización y en los
trabajadores. De ahí que uno de los riesgos que se encuentran y que deben ser
prevenidos están precisamente relacionados con el aislamiento socio-laboral que
genera un entorno 100% de teletrabajo, a pesar de la existencia de herramientas
que permiten las reuniones a distancia y otros elementos de comunicación y el
correo electrónico, por ejemplo.
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